KILMARA (JOURNEY TO THE SUN - 2025) - Análisis / Crítica / Reseña
El regreso discográfico de KILMARA (muchos años después) es de esos que cuando empiezas a escucharlo no puedes parar. Es el mayor regalo que me he llevado este 2025 si os soy sincero. Son muchas emociones, sentimientos encontrados, recuerdos del pasado, además en aquella época empezaba con mi Webzine y la salida de “Don't Fear the Wolf” coincidía prácticamente con el inicio de mis labores en la web, así que fue un trabajo que reseñé muy a gusto. Fue de las primeras reseñas que hice y guardo grandes sensaciones de aquella época. Y de alguna forma, tengo una cuenta pendiente con esta banda, la he visto crecer, evolucionar, decaer, pero me da gusto ver que, en la actualidad, siguen con su buen gusto. Y, sobre todo, renovados y más fuertes que nunca.
La formación catalana ha forjado una carrera de grandes aciertos. Desde aquel lejano 2003 y sus primeras demos, fíjate si ha llovido y han pasado cosas. Cambios de formación, formas diferentes de plantear su música y una evolución que se ha ido fraguando a base de duro trabajo. A veces con más acierto y con el intento de hacer las cosas de la mejor forma. Pero siempre con ese pensamiento de, ¿gustará a la gente? Por qué no hay nada peor que tu música, no guste o no llame la atención de la gente y sientas que el trabajo invertido no ha servido para nada. Por eso el apoyo de la gente es siempre importante y en esta ocasión más todavía, sobre todo después de un largo período de inactividad, ya que, si miramos atrás en el tiempo, desde 2018 la banda no editaba disco, el último fue el del reino del tiempo “Across the Realm of Time”.
La banda se ha reformado y la incorporación de Eric Killer a la batería y Carlos Salse, conocido guitarrista, productor y compositor (no sólo de KILMARA, sino de otros proyectos nacionales) ha hecho que la banda gane en fortaleza y algo muy importante que yo valoro mucho de una banda, credibilidad. Quiero que el producto sea creíble, no quiero que una banda me venda un disco y que cuando lo vaya a escuchar se haga trizas. Quiero un producto creíble, honesto y forjado a poder ser con el sentimiento e inspiración que a veces te otorga la música. Quiero una propuesta sólida y que yo vea que es más que música, que haya un mensaje y que líricamente, estilísticamente o sentimentalmente tenga sus puntos alineados. Y KILMARA en este sentido, ha conseguido crear un trabajo perfecto.
Me gusta que la banda tenga esa creencia en sí misma, y sea capaz de contagiar ese entusiasmo para que su música traspase al oyente. Y en este disco han conseguido tal hazaña y con creces, además. Pero antes de entrar más en faena; hablemos un poco del antes de KILMARA y de lo que es la banda actualmente. Porque es importante echar la vista atrás y hablar punto por punto de lo que ha sido KILMARA desde sus inicios hasta la actualidad.
Yo a KILMARA los conozco desde temprana edad, prácticamente desde sus inicios, así que creo que soy de los más indicados para hablar de su recorrido; ya que he seguido su escalada como quien dice desde el principio. La banda ha remado a mi lado desde que yo hacía mis pinitos por primera vez allá por 2007. Y cuando “Hunting Dreams” desplegaba sus alas por primera vez, yo ya estaba reseñando discos de metal, así que fue un encuentro muy natural. Pero no fue hasta la salida de su segundo trabajo que John me contactó para reseñar su disco “Don't Fear the Wolf”, la verdad que no tuve ningún reparo en hacerlo; aparte que ya conocía a la banda desde su debut y había seguido su trayectoria, y este encuentro fue muy natural. El conocer su trabajo anterior, me facilitó las cosas holgadamente.
“Don’t Fear the Wolf” contaba con la participación vocal de nada más y nada menos
que Christian Kohl, que buen chorro de voz y que gran tipo Wolf. Que
buen disco para una banda nacional que apenas empezaba a hacer pinitos. Me
acuerdo que fue un disco muy laureado en su momento y tuvo críticas muy
positivas. Es un disco que yo tengo grabado en mi retina, además tiene una
portada que es casi un sello de identidad propio. La crudeza de los riffs y la
melodía, o la voz de Christian, lo hacían un plato exquisito. Temas como
“Rock the Night” o “Vampire of Love” son algunos de los títulos que
más recuerdo y volverlos a rescatar ahora de cara a esta reseña, es casi una
dosis pura de nostalgia. Pero tras rescatar este disco (icónico) junto con el
posterior “Love Songs and Other Nightmares” veo que hay variaciones
entre ambos, quizás este último sea más compacto y esté mejor definido en lo
que respecta al tema compositivo. Y es que cuatro años (entre ambos) dan para
mucho.
Si bien, no todo era perfecto. Uno de los puntos negativos que más me costaba asumir de los discos de KILMARA era la duración de los álbumes, lo recuerdo porque “Love Songs and Other Nightmares” se me atragantó bastantes veces antes de poder asimilarlo al completo. Un disco del que rescato un gran apartado técnico y compositivo; pero por cosas de la música “Don’t Fear the Wolf” siento que es mejor disco y más fácil de digerir o quizás sea la temática del álbum que hizo que me decantara más por este que por el de “Love Songs…”. En cualquier caso, ambos los veo muy alineados y han servido para definir una carrera cada vez más sólida, dando lugar a trabajos de mayor envergadura y con mayor poder de atracción. Pero recordemos antes el magnífico “Across the Realm of Time” que supuso un antes y un después si hablamos de definición musical. Siendo el disco más redondo de KILMARA hasta la fecha, exceptuando el actual “Journey to the Sun” que personalmente pienso está en otra liga.
Carles Salse le ha dado savia nueva al conjunto. Y me consta que su labor ha sido primordial a la hora de confeccionar los nuevos temas. Este nuevo rumbo se torna como un inicio para la banda, o al menos así lo percibo yo. Y considero, al igual que me lo comentaba John Kilmara hace unos días, que esta evolución actual se debe en parte a la entrada de nuevos músicos, que han enriquecido la obra. De hecho, lo vimos en el pasado tras la marcha del vocalista principal Christian Kohl y la entrada posterior de Dani Ponce. Dicha incorporación sirvió para fortalecer todavía más el engranaje interno del conjunto, dotando a la propuesta de un carisma superior.
Yo personalmente, noté cierto desgaste en “Love Songs and other Nightmares”, y aunque nadie lo diga, yo sí lo vi; pero a veces parece que decir las verdades cuesta; siempre lo diré mientras se diga con respeto es importante trasladar a la banda todos los puntos, tanto positivos como negativos. Porque eso ayuda al conjunto a mejorar. Este disco “Journey to the Sun” es un punto y aparte, pero no es el único, “Across the Realm of Time” ya era un punto y aparte con un carácter muy definitorio. Pero ahora se nota mucho más, aparte que la banda se ha rodeado de grandes mentes creativas y la propuesta ha escalado a otro nivel. Se nota a kilómetros el salto creativo, compositivo y de producción. Hasta en lo visual ha ganado puntos. La estética es super importante y un producto de esta calidad debe ir de la mano con un buen diseño gráfico.
Esta nueva portada de “Journey to the Sun” es todo un acierto, visualmente es prácticamente el reflejo de la música, de las letras, del viaje que propone KILMARA en 2025. La tapa corre a cargo de Didac Plá, también bajista de la banda y siento que capta toda la esencia de la obra. Creo que es la mejor portada que se ha hecho nunca para un disco de KILMARA. Cargada de personalidad, con un mensaje claro y con un impacto visual que llama mucho la atención. El solo hecho de ver a los músicos abajo a la derecha presentes en su obra, con la vista alzada, ya supone una seña de identidad con esa mirada segura y plena ante su propio avistamiento sonoro. A mi forma de entenderlo lo veo como una mirada al frente; marcada por los fuertes recuerdos de la niñez inspirados por una fuerte nostalgia. Todos hemos sido niños, ¿quién no ha disfrutado “alguna vez” de los videojuegos en las salas ARCADE allá por los 80? Mundos coloridos en los que encarnábamos a un héroe que espada en mano destripaba todo a su alcance. O navegar por el espacio a lomos de una nave, aniquilando todo tipo de alimañas y naves alienígenas. Imaginad eso, o poneros a jugar actualmente y de fondo poner el disco de KILMARA. Yo lo he hecho bastantes veces desde que salió el disco, y la satisfacción ha sido enorme. Puede parecer una tontería, pero este disco es la perfecta banda sonora para esos momentos de tristeza o incluso de bajón.
Esta reseña es fruto de muchas escuchas, pero sobre todo de muchas tardes disfrutando la música de “Journey to the Sun” sin más presión que esa, la música, una buena compañía videojueguil de fondo, y ese sentimiento o satisfacción de sentirme niño otra vez.
KILMARA es otra banda, nada que ver con los discos anteriores. Es que, si echamos la vista atrás, han transcurrido 7 años desde el anterior trabajo y la formación ha ganado en todos los aspectos. Hasta en frescura musical, con lo difícil que es ofrecer hoy día un producto nuevo, fresco y renovado. Y habla alguien que conoce a la banda de lejos, que ha seguido su trayectoria y que le encanta su música. Pero es bueno ser objetivo de vez en cuando, ver el antes y el después. Que ha originado tal cambio y por qué. Un porqué siempre es importante, ya que te da una idea exacta de todo. En líneas generales los cambios a veces sirven para mejorar, cuando algo se te atraganta o te retiene y no avanzas, lo mejor es un cambio. Este cambio de integrantes y de línea conceptual retrata lo que es KILMARA actualmente. Una formación sólida y con las ideas muy claras.
Y no es producto de la casualidad como yo digo a veces, que un disco esté bien hecho o llegue a tener éxito y que encima luego venga apoyado por una gira por Europa con nombres tan importantes como DYNAZTY. Esto es fruto del trabajo y de las oportunidades que te da la vida. Pero hay que estar en el momento adecuado, y ser consecuente de lo que tienes entre manos y de lo que vales. KILMARA siempre ha tenido mucho apoyo de fuera, el hecho de cantar en inglés les facilita las cosas de cara a tener un mayor reconocimiento dentro del mercado internacional y de lo que es el público anglosajón en general.
“Journey to the Sun” ha contado con la producción de Carlos Salse, mezcla de Miguel Ángel Marchal y la masterización de Seeb Levermann que ha trabajado con grandes nombres de la escena internacional como Orden Ogan, Angus MCSIX, Rhapsody Of Fire, Riot V, entre otros. Al final se nota la mano y la calidad, los nueve temas que componen el disco sin contar la versión definitiva de 8 bits de “Journey To The Sun” (pista en honor a esos míticos videojuegos clásicos) conforman un muro compacto que les debería catapultar todavía más lejos de lo que la banda ha llegado nunca. Sobre todo, de cara a forjar un recorrido más amplio y que otorgue cierta estabilidad para poder afianzar aún más, una carrera de una banda que en los últimos años ha estado muy desaparecida.
“Journey to the Sun” se lanzó al mercado el 31 de enero a través del sello RPM-ROAR, y desde semanas antes yo ya estaba armando el esqueleto de esta reseña, pero ha habido días que únicamente me he limitado a escuchar el disco y a disfrutarlo, sin pensar en la escritura, simplemente disfrutando de las melodías de guitarra, el bajo, la batería o la voz.
“Journey to the Sun” es un disco perfectamente llevado y muy bien ordenado en lo que respecta a las pistas. El inicio es el mejor escaparate para poner fondo musical a la portada. Un inicio que llega con la absorbente “Point of no Return” que supone la apertura de una aventura sin precedentes, y lo que parece ser una intro leve, tiene mucho que contar, además de tener similitudes con otros artistas japoneses de renombre ligados a los videojuegos, estos compositores hicieron que su arte musical se traspasara de generación en generación, alimentando la mente creativa de muchos niños en los 80. Desde las míticas recreativas y juegos arcade, hasta las aventuras gráficas o incluso algunos juegos de fantasía/aventura que todavía siguen presentes en nuestros días.
“Point of no Return” también conocido como el punto de no retorno es el camino a otra dimensión, el pasaje adornado por diferentes variantes de colores y en el que te adentrabas por medio de aquel artefacto o armatoste casi cuadrado denominado consola. Y cuando empezaba el viaje, ya no había vuelta atrás, la música de 8 bits te taladraba el cerebro y se aferraba a tu subconsciente y era entonces cuando empezabas un viaje de ida, un viaje donde tu memoria aun es consciente de que aquellos días fueron los mejores de tu vida. Por aquel entonces eras un crío y eras consciente de que ese lugar mágico era tu refugio. El salvavidas perfecto al que aferrarte cuando la soledad o la tristeza hacían acto de presencia en tu vida.
La nostalgia puede ser un arma de doble filo, y es bueno no aferrarse a ella siempre. Pero en el caso de KILMARA han sabido crear nostalgia con la música, llevarnos a otro tiempo, a otra época, a otro momento donde solo existía la inocencia de un niño. Esa magia presente en “Journey to the Sun” me remonta a mi niñez, me lleva al momento oportuno que tuve una consola en la mano y reía sin parar, disfrutando de las incontables aventuras que vivía cada día tras la pantalla. Mi hermano y yo compartíamos esa afición por los juegos desde muy temprana edad y nos dejábamos embriagar por pixeles y más pixeles de colores en los que al final, si uno se fijaba bien, podía discernir diferentes personajes que parecían salidos de un cuento mágico.
Y no sería hasta años más tarde, cuando llegó a nuestras manos la mítica Master System 2 de SEGA, donde vivimos un gran giro potencial tanto sensitivo como emocional que nos ayudó a experimentar mucho más, lo cual derivaría años más tarde en la pasión por la música. En aquel tiempo tengo en mi cabeza juegos que todavía sigo jugando, títulos como Alex Kidd in Miracle World, Wonderboy, Sonic the Hedgehog en el 91, o títulos como el mítico Out Run, un título que nació de la pasión de Yu Suzuki por los Ferraris, lo que llevó a la creación del título. Un hito en la historia de los juegos de conducción, ya que hasta ese momento la mayoría habían utilizado la vista de pájaro, y Yu Suzuki dio un giro a todo. La banda sonora compuesta por tres canciones (presentadas en forma de emisoras de radio) ha pasado a ser una de las más recordadas en la historia de los videojuegos. Esas canciones las he visto reflejadas en el alma de este disco de KILMARA. Y aquí es donde quería llegar, aun las tengo en mi cabeza y de algún modo esta intro “Point of no Return” me ha hecho recordarlas.
Una intro que se conecta con “Journey to the Sun” y que me hace recordar aquellas escapadas que me daba con mis amigos los domingos a las recreativas de mi pueblo. Sino teníamos suficiente con lo que teníamos en casa, siempre queríamos más. Bendita nostalgia y bendita caja mágica es “Journey to the Sun”. Los pelos de punta narrando la canción y escuchando el disco a la par, específicamente esta canción que es el primer diamante en bruto de la obra. Si alguna vez habéis jugado videojuegos y os habéis emocionado, os tenéis que emocionar con este temazo porque contiene esa magia y ese espíritu clásico, retro, noventero. Las guitarras de este tema desprenden una luz, un hechizo mágico que te transporta. No he podido parar de tararear su melodía central desde que la escuché por primera vez. Heavy Metal melódico a medio tiempo con la voz super contagiosa de Dani y una energía imperial perpetrada por teclados y riffs agudos acompañados de una batería perforante. Un tema artísticamente hermoso, galopante y con un grado de vertiginosidad que va in-crescendo todo el rato. Es el mejor tema del disco, y creo que han sabido conjugar la belleza del Power clásico junto a esa dosis guitarrera propia del Heavy e incluso añadir algo de la música disco, porque a este tema también le sale esa vena en algunos momentos, pero es que además contiene un virtuosismo comedido, buen estribillo central y un guitarreo solista que, sin ser desmedido, se compenetra muy bien con los riffs y los teclados. Más allá del minuto 3:45 hay un pasaje central que escucharás repetidas veces. Lo dicho, temazo.
Otro de los temas destacados es “Alliance Of The Free” que viene energizada por un comienzo triunfante, poderoso e inmenso. Además de un estribillo super pegadizo y empalagoso en el buen sentido; es un tema guerrero donde reluce su vena heavy ochentera. Un signo de libertad, fiereza con una melodía vanguardista como estandarte principal donde queda patente ese fuego y esa llama viva que arde detrás del disco. Artísticamente es una pista muy colorida y está contagiada de sonidos geniales, pero también de colores intensos. Su intensidad no supera a la de su predecesora, pero si la iguala en fortaleza, dinamismo y belleza. Esa intro como sintetizada antes de la entrada de las guitarras ha hecho que me derrita una vez más. Me gusta mucho como suena la batería de Eric y el bajo de Didac; ambos casan perfectamente y se emparejan al unísono ante la llegada de Daniel Ponce a la voz que pone el broche de oro definitivo. Las guitarras de Carlos Salse y John Portillo son el mejor bloque que KILMARA ha tenido nunca. En esta ocasión se nota el trabajo, la dedicación, las ganas y la pasión que han puesto. Escuchar los solos o los melo-ritmos tan cambiantes en este tema, hace que me derrita y me invada una emoción difícil de describir.
Llegados a este punto, no puedo sino recomendar el disco, la culminación a tantos años buscando una reinvención interior ha llegado en el mejor momento; pero sobre todo ese sentimiento equiparable al de cualquier otra propuesta internacional. Nivel de producción exquisito, nivel musical a la altura, y “Chances” vuelve a confirmar el buen gusto musical de KILMARA, las buenas ideas que han adoptado para confeccionar “Journey to the Sun”. Un todo, un muro irrompible. “Chances” es otra pieza llena de posibilidades donde se confirma que nada es imposible ante la adversidad. Escucha tu voz interior, ya que las oportunidades seguirán volviendo una y otra vez. “Chances” parece rudo pero la tonalidad entre melosa/rugosa de la voz de Dani vuelve y nos deleita con algunas partes que son un deleite. Un tema que destaca por unas capas melódicas que te atraviesan y un estribillo que es un flechazo directo al corazón. Un super hit que brilla de forma centellante como estrellas que explotan sin cesar en el cosmos. Y ese final, ¿Qué me decís de ese final? Sci-Fi total. ¡¡Cierra los ojos y disfruta!!
“Liberticide” es puro power progresivo. Es un temazo de gran envergadura, no para tomarlo a la ligera. Ese comienzo a lo SYMPHONY X me ha puesto a tope. ¿Quién me iba a decir hace años que íbamos a tener a unos KILMARA a este nivel? Nadie, si no lo veo, no lo creo. Pero esto no es SYMPHONY X, pero tiene los ramalazos técnicos con esos redobles constantes, los teclados estelares de fondo y una sutileza rítmica casi mística. Hasta virtuosismo tiene, no sé quién es el artífice de esta composición, pero son cuatro minutos estelares que se pasan en un suspiro. Un ejemplo de muchas cosas y muy buenas, no quiero repetirme en lo que ya he dicho antes. Pero es un tema que es pura sofisticación y donde se realzan todo el rato las partes más virtuosas de la obra, mucho sintetizador, mucho solo de guitarra, mucho bagaje rítmico. Y Dani se mantiene pletórico; si bien hay un momento en el ecuador de la canción donde KILMARA se muestra con su esencia propia. Pero con los engranajes de la locomotora funcionando al máximo, a pleno rendimiento y dándolo todo. Ojo con el final. Esa parte sintetizada (aunque breve) ha hecho clic en mi cabeza y me ha traído a la mente una especie de flashback, de repente se me han venido a la cabeza títulos cinematográficos como TRON o una cinta de Steven Spielberg de las últimas que me fascina, Ready Player One. Que también tiene que ver mucho con los videojuegos de hecho.
El siguiente tema “Wildfire” es puro Heavy Power Metal con una de las introducciones más cuidadas y espectaculares del disco. Un fuego ardiente, poderoso y arrasador como reza la letra. Un peloteo constante de intensidad, melodías triunfales, coros pegadizos, magia vocal y partes rítmicas de infarto. Es que lo tiene todo, no le falta de nada, tiene fuerza, energía y es veloz. Es como ir a toda velocidad a lomos de uno de esos super deportivos clásicos noventeros. Y es un tema feroz como la serpiente que se agita, desenrosca su cola y te clava los colmillos inyectándote su veneno. La portada del single es perfecta y define ese espíritu guerrero que corre por sus venas.
La posterior “An Even Whole” también me ha gustado mucho, porque denota un grado de superioridad compositiva importante; KILMARA ha dado un gran paso adelante, lo he dicho y lo vuelvo a repetir, pero no solo en lo musical, vocalmente Daniel Ponce está a un nivel sobresaliente. No sólo se limita a cantar y a hacer de sus partes vocales un bien mayor para los temas, sino que encima entabla conversación con la música, la interioriza y va acorde con los tempos. Su forma de manejar, elevar y jugar con la voz denota un trabajo milimétrico y metódico. Este es un tema exigente, además está cargado de cambios repentinos, con otra parte central que tiene cabida en el minuto 2:32 cuando Dani desliga su timbre y la canción nos adentra en una constante explosión de júbilo, manteniendo cierta sutileza rítmica, impulsada por épicas y gloriosas guitarras, algo que va armando un estirón rejuvenecedor y que va construyendo sinfonías de guitarra en la parte solista que me han hecho recordar a ciertos nombres de la escena italiana. Un tema con algo de aroma al prog moderno y al power metal. Sus líneas compositivas y la forma que tiene de hilarlas unas a otras, hace que tenga un gran impulso de cara al final.
Turno ahora de “Power Of The Mind” que es la pista más lenta del disco. Engaña bastante a simple vista; porque parece la canción más floja o la que deja un sin sabor extraño, no amargo. Pero es la pista más suave de la obra y va armando su estructura a medida que avanza; aparte tiene una parte instrumental entre melancólica y cuando las guitarras emergen es cuando la canción crece un poco. La voz de Dani tiene otro de esos momentos que dejan huella. Pero es en la parte solista cuando la canción crece mucho más, sobre todo de cara al final de esta sección que es cuando entran los punteos/teclados y de alguna forma dotan de más colorido a una composición más sobria y apagada. Más en la primera mitad, la segunda mitad considero que está más conseguida y mejor llevada. Y por ello es que al final retoma el vuelo.
La pista final “Take me back” suple holgadamente el nivel impuesto por la banda en el resto de temas. Es una de las pistas más completas y espectaculares que contiene el disco. Cinco minutos y medio de pura belleza sonora que además cuenta con la participación especial del vocalista sueco Daniel Heiman, ex LOST HORIZON, actualmente reside en una de las mejores bandas del power europeo, los griegos SACRED OUTCRY que con apenas dos discos se han convertido en una de las bandas más sólidas de la escena power internacional. Por cierto, que gran trabajo el que sacaron en 2023 titulado “Towers of Gold”. Daniel es una fiera cantando y tenerlo aquí en este disco de KILMARA es un sueño, aparte que su voz encumbra la canción y la llena de vitalidad. Me alegra ver ese mano a mano entre Dani Ponce y Daniel Heiman, dan lo mejor a una composición repleta de creatividad. Una canción que no para de crecer con el paso de los minutos, además de tener uno de los estribillos más emotivos, es una canción que no para de girar, de sorprender y de innovar. Los solos de teclado y los solos de guitarra están aquí para lucirse y dejarte boquiabierto como si se tratara de un tema de DREAM THEATER. De hecho, lucen al más alto nivel con ese esplendor que cataloga la obra, pero también a un nivel compositivo envidiable. Un tema soberbio, siendo el más completo de toda la carrera de KILMARA hasta la fecha, ya no hablo únicamente de este disco, hablo de toda su carrera discográfica.
Encima por si no fuera suficiente, nos entregan una versión de “Journey to the Sun” en formato 8 bits que es una carta de amor a esos sonidos míticos de los videojuegos más clásicos, la perfecta BSO para despedir este gran trabajo de los barceloneses. Una pieza electrónica, super divertida y muy agradable de escuchar. Todo fan de los videojuegos más retro, alucinará de lo lindo.
KILMARA han renovado su propuesta y la han hecho más apta para los tiempos actuales. Siempre hay que pensar en grande y que si se podrá. Y KILMARA lo ha hecho posible, ya que han unido los videojuegos clásicos y todo ese movimiento cultural con el heavy metal. Decirlo es muy fácil, pero hacerlo es más complicado. Si no tienes las ideas claras o no tienes una perspectiva de que quieres plasmar, el experimento puede salir mal. En esta ocasión les ha salido muy bien, pero es eso, es más que cuestión de trabajo, es una cuestión de saber enfocarlo, interiorizarlo y expresarlo.
No me cabe duda que KILMARA estarán en todas las quinielas este año. Han conseguido lo más difícil, renacer de sus cenizas y hacerlo en un tiempo donde cada vez es más complejo destacar y donde la escena está cada vez más saturada. Con “Journey to the Sun” regresan a lo más alto y sé que llegarán más lejos que nunca. Las puertas están abiertas, y el futuro cada vez pinta mejor para la banda. En breve una gira por Europa, y de por medio, un disco que se coloca en mi TOP personal como uno de los mejores trabajos de heavy metal nacional de 2025.
Poco más que añadir gente; si estáis necesitados de buena compañía y no sabéis que escuchar, os recomiendo encarecidamente “Journey to the Sun”, pienso que todo amante del Heavy/Power y Progresivo, debería darle una oportunidad a este disco. Es un álbum fantástico. Y tiene todo lo mejor que he escuchado en mucho tiempo. Que encima haya sido KILMARA los que lo hayan hecho posible, me hace mucho más feliz. ¡¡DISCAZO!!
SELLO: RPM ROAR
NOTA: 9.5/10
AUTOR: FRANCISCO ROMÁN (TWITTER Y FACEBOOK)
ESCÚCHALO ÍNTEGRO DESDE SPOTIFY:
Comentarios
Publicar un comentario